Sueldos de miseria y precios de segunda residencia provocan que sólo 12 de cada 100 jóvenes se hayan emancipado del hogar familiar en nuestra Comunidad, a la cola del Estado ya desde antes de la pandemia.
No hay apenas ayudas para rehabilitación, no hay normas urbanísticas que guarden nuestra coherencia arquitectónica; sigue construyéndose mucho pero para especular y/o veranear, y no para vivir todo el año.
Nosotr@s, sin poder comprar una casa...y con los desahucios disparándose.